

De Heidelberg conocía antes de visitarla su Facultad de Medicina (muy conocida en el III Reich) y el homo heidelbergensis u Hombre de Heidelberg, pero me encontré con una ciudad preciosa. También fue centro de la reforma luterana, estando plagada la ciudad de iglesias de una y otra confesión.
Las vistas desde el Castillo de la ciudad eran preciosas y esta imagen es una prueba de ello.


Al llegar a la ciudad nos dirigimos directamente al Castillo de Heidelberg, siendo Heidelberg una de las conocidas como ciudades imperiales. El Castillo tenía una fachada de entrada bellísima, donde se podían ver diversas estatuas representativas de los diferentes señores del mismo.
La entrada al Castillo fue impresionante, sobre todo al ver como parte del mismo está destruído por las bombas, es más, lo impresionante es que siguiese en pie tras los bombardeos que sufrió la ciudad en su toma por los aliados.

Desde el Castillo las vistas de la ciudad eran preciosas, viendo el paso del río Neckar, la presa (que podéis ver en la foto donde sale Violeta), las diferentes iglesias, el puente de Carl Theodor y las verdes montañas que arropan a la ciudad.
Dentro del Castillo había un museo de la Farmacia d

Entre otros lo que más me llamó la atención era un mecanismo para hacer supositorios... lo que darían algunos por tener uno de esos en casa.

Otra de las peculiaridades del Castillo era su impresionante bodega, donde se encuentra uno de los mayores toneles de vino del mundo.
Después del Castillo bajamos a la ciudad, pero eso vendrá en una próxima entrega de Javi im Freiburg.
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